El Bachelor en Data Science tiene en cuenta estos conceptos para el manejo de grandes cantidades de datos.
La metodología de desarrollo de software es el conjunto de técnicas y métodos que se utilizan para diseñar una solución de software informático. Es importante señalar que existen varias, de manera que es una decisión de cada equipo.
Trabajar con una metodología
es imprescindible por una cuestión de organización. No en vano, los factores tienen que estar ordenados y saber cómo se van a utilizar.
Por otra parte, las metodologías también sirven para controlar el desarrollo del trabajo. Esto sirve para minimizar los márgenes de errores y anticiparse a esa situación.
Otra ventaja de utilizar una metodología es que te hace ahorrar tiempo y gestionar mejor los recursos disponibles. Esto sucede tanto en metodologías a corto como a largo plazo. Cuando te decantes por un sistema, has de tener en cuenta este factor. Al final, uno de los elementos básicos es optimizar los recursos a tu alcance.
Finalmente, hay que hacer referencia al valor añadido. Hay metodologías más costosas, efectivamente, pero que facilitan que el resultado final sea mejor. Cuando tengas que ponderar los pros y los contras, te convendrá saber esta cuestión.
A continuación, te contamos cuáles son las principales metodologías que se utilizan para desarrollar software.
La elección de una metodología de software ágil o tradicional es central por varios motivos. Estos son los más importantes:
elegir la metodología adecuada es fundamental para aumentar la eficiencia de los procesos.
conocer cuál es la estructura de los proyectos es importante para evitar problemas durante el proceso. Por eso, la elección de la metodología adecuada es fundamental.
la reducción de costes es esencial. Hay metodologías ideales para equipos pequeños y otras para equipos grandes y una elección idónea abaratará costes.
la reducción de tiempos está directamente relacionada con la elección de la metodología adecuada, teniendo en cuenta los objetivos y las capacidades del equipo.
Las metodologías de desarrollo de software pueden ser tradicionales o ágiles, según el enfoque. Eso sí, utilizando las herramientas adecuadas de implementación, así como los sistemas operativos.
Las metodologías tradicionales funcionan mejor cuando hay proyectos predecibles y que se pueden implementar correctamente. Estos son algunos ejemplos:
El modelo Waterfall, o modelo de desarrollo en cascada, permite organizar el trabajo en vertical, de arriba a abajo. Esto significa que se realiza una actividad por fases secuenciales y que no es posible pasar a la siguiente hasta que no se haya verificado la anterior. La gran ventaja es que cada paso que se dé se hará sobre seguro y eso ahorra tiempo.
La metodología se implantó en la década de 1970 y tiene bien definidas las fases secuenciales. En primer lugar, el análisis de requisitos. El segundo aspecto a trabajar es el diseño de sistema. En tercer lugar, el diseño de programa. Posteriormente, la modificación. En quinto lugar, el diseño de pruebas. Y, finalmente, las fases de codificación y mantenimiento. Cada fase está debidamente monitorizada, de manera que el avance será efectivo.
Eso sí, conviene señalar que esta metodología de framework no está concebida para cambiarse sobre la marcha. La razón es que los requisitos y presupuestos no se pueden cambiar, así que convendrá hacer números antes. Por lo tanto, es una opción válida si se tiene muy claro lo que se quiere desde el principio.
El modelo incremental de ingeniería de software tiene en común con el de cascada el trabajo en fases, pero, a diferencia de este, cada fase supone añadir una funcionalidad.
Cuando se trabaja en un modelo incremental, se pueden comprobar fácilmente las mejoras. Es más, se pueden probar estas funcionalidades antes de terminar el desarrollo de la herramienta. Esta es la razón por la que es uno de los modelos más utilizados. Aunque quizás sea un proceso más lento que otras metodologías, se aprovecha mejor el tiempo.
Por otra parte, hay que destacar que se puede trabajar con una parte del software. En consecuencia, no se perderá trabajo realizado previamente.
La metodología en espiral cuenta con cuatro fases del desarrollo de software distintas y el objetivo es acercarse a lo que desea el cliente. Cuanto más nos acercamos al centro, más cerca estaremos de ello.
La primera fase de esta metodología es la de planificación del proyecto. En segundo lugar, estará el análisis del riesgo. La tercera fase a considerar es la de desarrollo del prototipo. Y, finalmente, estará la evaluación del cliente para dar el visto bueno. El resultado es de buena calidad, porque es el propio cliente el que cierra el círculo dando su validación o indicando si son necesarias otras modificaciones.
Lo que se busca, en definitiva, es comprobar los avances y trabajar con unas bases sólidas. Por esa razón, es una metodología que cuenta con un alto seguimiento.
La metodología de prototipo parte de la base de lo que entenderíamos como un borrador si escribiéramos. El objetivo es realizar un prototipo de software rápido, sin reparar en los detalles.
¿Por qué interesa trabajar así en algunos casos? Precisamente, porque lo que se busca es que los usuarios nos aporten feedback. Y ese feedback puede ser útil en múltiples cuestiones, desde los fallos técnicos a aquellas mejoras que se pueden introducir o, simplemente, a si los usuarios consideran funcional la herramienta. No está de más, pues, que se puedan comprobar estas cuestiones.
Este modelo iterativo permitirá mejorar el producto final y perfeccionarlo. Ahora bien, puede suponer un coste que no estaba previsto porque se harán cambios sobre la marcha.
El Diseño Rápido de Aplicaciones (RAD) es una técnica concebida para desarrollar un buen software en poco tiempo. La clave está en tener en cuenta diversos factores para las herramientas para desarrollo rápido de aplicaciones.
Este modelo
, desarrollado en la década de 1990, se basa en determinados ejes. En primer lugar, en la construcción de un prototipo para recibir feedback de los usuarios. Por otra parte, se prioriza la velocidad, lo que expone la herramienta a tener más errores de partida. Finalmente, hay que destacar que el feedback de los usuarios es central para las mejoras.
Tengamos en cuenta que, en un entorno competitivo, responder rápido es fundamental. Y muchas PYMES, hoy, están sacando apps nuevas al mercado. De ahí que la rapidez cuente, y mucho.
Las metodologías ágiles son las que funcionan bajo los esquemas de iteración y evolución. Han ganado peso en los últimos tiempos gracias a las mejoras de la conectividad, el Edge Computing y al Big Data.
La metodología Agile implica entrega incremental, colaboración en equipo y una evolución continua. Es reciente (su fundación fue en 2001) y sirve para que los trabajadores, en equipo, mejoren los procesos de desarrollo. La idea es tener un final abierto para evitar que los imprevistos reduzcan las expectativas, realizando feedback en tiempo real.
Scrum
es una metodología ágil porque tiene unas reglas de funcionamiento predeterminadas y unos actores definidos: product owner, scrum master (el conocedor de la metodología) y el equipo de desarrollo. Se coordinarán intercambios de información de cada poco con un enfoque incremental, entregando paquetes de trabajo gradualmente. Funciona bastante bien en startups.
La metodología Kanban, de mejora ágil, se centra en la flexibilidad de las comunicaciones entre los actores implicados. Hay un timing predeterminado, pero el feedback es constante para la mejora del proyecto y su entrega.
El desarrollo Extreme Programming (XP) permite realizar proyectos en un plazo muy reducido de tiempo. Concretamente, sigue 5 reglas, 5 valores y 12 prácticas de programación. No se considera tradicional porque, aunque su enfoque es rígido, ofrece velocidad y especialización.
El enfoque de desarrollo de software DevOps funciona en equipo, igualmente. Sus principales características son enfoque de mejora infinita durante todo el ciclo de vida y seguir unos pasos delimitados buscando necesidades, proponiendo soluciones, implementando pruebas y validándolas. El proceso no tiene fin y las iteraciones son parte de su cultura como solución híbrida moderna.
Existen unos criterios que permiten elegir cuál es la mejor metodología para el desarrollo de tu proyecto, si tradicional o ágil. Son los siguientes:
Los proyectos simples, con ejecución fácil y una estructura previsible y predeterminada funcionan mejor con una metodología tradicional. Se ahorra tiempo porque cada actor conoce perfectamente sus funciones.
Las metodologías tradicionales funcionan mejor en proyectos que no necesiten flexibilidad ni muchos cambios. El contraste es que las metodologías ágiles son flexibles por naturaleza y están abiertas al cambio que se reciben a través del feedback.
El tiempo y el presupuesto disponible también influye en la elección de las metodologías. Las metodologías ágiles exigen personal cualificado y proactivo, dispuesto a trabajar en equipo, aunque puedan lograr decisiones más ambiciosas.
El tamaño del equipo de trabajo también se debe tener presente. En equipos muy grandes puede funcionar mejor una metodología tradicional porque las reglas se conocen perfectamente. No obstante, en equipos pequeños, las metodologías ágiles funcionan mejor.
La comparativa entre metodologías ágiles y tradicionales se hace teniendo en cuenta estas variables básicas:
Metodologías tradicionales | Metodologías ágiles |
Metodología secuencial | Metodología iterativa |
Baja flexibilidad | Alta flexibilidad |
Equipos estructurados | Equipos ágiles |
Entrega al final | Entrega por etapas |
Las metodologías de desarrollo de software pueden ser más o menos ágiles, más o menos rápidas. En una formación especializada, saber qué necesitas, en qué grado y la innovación, es fundamental para aplicar la más adecuada.