Conocemos como comportamiento humano el conjunto de pautas y actitudes que emplean las personas ante distintas situaciones y en relación con los demás. Las causas son biológicas, sociales, genéticas y experienciales. Conocer las bases del comportamiento es clave en unos estudios de Bachelor en Psicología.
Diferenciar qué es el comportamiento humano y qué es la conducta humana es esencial porque se suelen confundir los conceptos. Veamos:
el comportamiento humano puede o no ser voluntario, porque a veces se realiza de forma inconsciente. Además, en el análisis del comportamiento incluimos aquellas cuestiones que no se ven, pero que operan en cada persona.
la conducta humana es siempre voluntaria y consciente. Implica una mayor responsabilidad en lo que se hace. La conducta es visible y evidente, a diferencia del comportamiento.
Estas son dos variables relacionadas, pero analizar el comportamiento exige más profundidad que la conducta.
Los tipos de comportamiento humano tienen una relación con lo biológico, lo adquirido mediante la experiencia y la capacidad de observación. Estas son las principales tipologías que se estudian en la psicología del comportamiento:
El comportamiento puede ser observable o no observable. Es decir, hay procesos conscientes y claramente identificables a simple vista, mientras que otros no lo son. Esta es la principal diferencia con la conducta.
El comportamiento puede ser innato, entendiendo como tal una habilidad natural, o adquirido. Una persona puede tener “don de gentes” desde la infancia, o ejercitar esa habilidad con el tiempo. Aquí la pedagogía y la psicoterapia si es necesario tienen su papel.
Las conductas son individuales y sociales. Este punto es relevante porque no siempre coincide la forma de actuar cuando alguien está solo que si tiene gente alrededor. La presión de grupo, el deseo de validación o la necesidad de adaptarse influyen.
Los factores del comportamiento de los seres humanos son multidimensionales y lo hacen en distinta medida. Por eso, la psicología social pone el foco en estos fenómenos. Desgranamos los biológicos y genéticos, psicológicos, sociales y culturales y las experiencias personales.
Los factores biológicos y genéticos tienen un peso en el comportamiento, aunque no necesariamente determinante. La herencia o coincidencia genética puede señalar predisposiciones a determinados comportamientos, personalidades o temperamentos.
Los factores psicológicos son igualmente importantes para entender cómo se comporta una persona, tanto a nivel interno como externo. La configuración del sistema nervioso central, así como lesiones que se puedan padecer, influyen de forma decisiva en el comportamiento. El desarrollo cognitivo tiene su peso, sus etapas y también los problemas que se presenten.
El entorno es otro de los factores determinantes en la forma de actuar. Las normas sociales, culturales o los tabús de una comunidad, así como los roles de género interiorizados, tienen peso. Por eso, personas con similitudes genéticas se comportarían de forma distinta ante distintas sociedades.
Finalmente, las experiencias personales también tienen relevancia. ¿El motivo? Que una persona actúa desde la memoria, haciendo asociaciones psicológicas. En consecuencia, la experiencia individual a lo largo de la vida también es un factor.
El estudio del comportamiento humano se realiza de varias maneras combinadas con el objetivo de obtener una visión completa. Básicamente, hemos de hablar de observación, análisis y los distintos enfoques psicológicos:
La observación de la conducta es el sistema primario para inferir comportamientos mediante el análisis funcional. Es necesario, pero para no quedarse únicamente en la conducta observable, preguntarse el por qué se realizan determinadas acciones u omisiones, teniendo en cuenta la conducta latente.
La psicología conductual es otra de las herramientas para estudiar los comportamientos. Esta corriente, que se desarrolló en las primeras décadas del siglo XX, proporciona el marco categorial idóneo, que se puede combinar con enfoques cognitivo-conductuales y el enfoque sociocultural. Los progresos en la psicología clínica y social se incorporan también en los estudios del comportamiento.
Existen numerosos tipos de comportamiento humano en la vida diaria, más o menos integrados. Estos son los más conocidos:
Los comportamientos prosociales son aquellos abiertos a los demás. Hablamos del altruismo (con bases biológicas demostradas), la cooperación, la ayuda o la compasión. Muchas veces estamos ante comportamientos innatos, pero otros son producto de la socialización.
¿Ves a una persona con sed? Darle una botella o un vaso de agua sería un ejemplo de comportamiento prosocial. Lo mismo sucede cuando ayudamos a alguien que se acaba de hacer daño. Aquí es poco relevante si es innato o adquirido, es un comportamiento social.
Los comportamientos agresivos, también denominados asociales a veces, son los que impiden relacionarse con los demás con normalidad. Algunos ejemplos prácticos son los insultos, humillaciones, las agresiones físicas (extremas) o comportamientos de tipo pasivo-agresivo.
Los comportamientos agresivos favorecerán el aislamiento de quien los practica porque quien los reciba (con excepciones) no querrá estar con la otra persona. Es cierto que existen distintos grados y gravedades, pero no son positivos.
Los comportamientos adaptativos, fruto de la experiencia y/o el aprendizaje, permiten integrarse en una comunidad. Podemos señalar casos como la mediación de conflictos con otra u otras personas, la escucha activa o la resolución de problemas comunes. Esto facilita la convivencia social en todos los sentidos.
Un comportamiento adaptativo implica conocer el medio y adaptarse a él. Suelen ser más fruto de la experiencia que de una capacidad innata, igualmente positivos socialmente.
El análisis del comportamiento humano y su comprensión es indispensable para conocer mejor nuestra condición. En Universitat Carlemany dispondrás de todas las herramientas necesarias para realizar investigaciones empíricas.