Se basa en el principio de que menos es más, y consiste en reducir los excesos para destacar lo esencial. Podemos usarlo en arquitectura, moda, arte o decoración, entre otros aspectos. Pero hoy nos centramos en este último para darte 5 claves que te ayudarán a aplicarlo.
Si bien el estilo minimalista puede percibirse como una opción estética, entre otras tantas expresiones formales en el mundo creativo, está estrechamente vinculado con la educación y la formación en diseño. En el Bachelor en Diseño de la Universitat Carlemany se ofrece una perspectiva integral del diseño en sus múltiples dimensiones. Este programa permite al alumnado desarrollar una visión creativa basada en principios como la funcionalidad, la sostenibilidad y la innovación. Todos ellos, aspectos esenciales del minimalismo.
El minimalismo comenzó como una tendencia arquitectónica que buscaba eliminar de cada obra aquello que no era esencial. Su uso se expandió en los años 60 y desarrolló una corriente artística que reaccionaba contra el expresionismo abstracto.
Artistas como Donald Judd, Frank Stella y Dan Flavin crearon obras que se caracterizaban por reducir en extremo las formas y los colores. Es decir, que ofrecían una estética depurada y sin ornamentos. Al mismo tiempo, arquitectos como Ludwig Mies van der Rohe y Le Corbusier promovieron la simplicidad estructural y materiales industriales como el vidrio y el acero. La célebre frase del arquitecto moderno Mies van der Rohe, "menos es más" (less is more), se convirtió en el lema que sintetiza la esencia de este estilo.
En la actualidad, el minimalismo se ha convertido en un movimiento artístico y filosófico que aboga por reducir todos los elementos a su mínima expresión. Pero siempre sin perder su esencia. Su premisa fundamental es que lo simple es más eficaz, funcional y estéticamente atractivo. Y aunque su aplicación principal la encontramos en el diseño de interiores, se está convirtiendo en toda una filosofía de vida.
Esta forma de pensar y concebir nuestro entorno se ha visto influenciado por la estética japonesa y su concepto de "ma" (espacio vacío), que valora el equilibrio entre los objetos y aquello que les rodea. En Japón, la sencillez no es sinónimo de carencia, sino de refinamiento y armonía.
El minimalismo se basa en principios que pueden aplicarse tanto al diseño de espacios como a la vida cotidiana. Sus características principales son las siguientes:
Se elimina lo innecesario para dejar solo lo esencial. En arquitectura e interiores, esto se traduce en espacios diáfanos, muebles con líneas depuradas y una paleta de colores neutra, como blanco , beige, gris y negro.
Cada elemento debe tener una función concreta. Los objetos decorativos son mínimos y, en muchos casos, tienen un uso práctico, además de estético.
La disposición de los elementos en un espacio contribuye a crear ambientes equilibrados y que transmitan serenidad. La organización es uno de los principios fundamentales del minimalismo.
Se prioriza el uso de materiales nobles como la madera, el hormigón, el vidrio o el acero. El acabado suele ser natural, sin tratamientos innecesarios.
Los espacios minimalistas buscan maximizar la entrada de luz natural y reducir el uso de elementos que la obstaculicen, así como de luz artificial.
Si queremos apostar por el minimalismo en el diseño de un espacio y en su decoración, hay que modificar la forma en que lo concebimos. Este estilo, a diferencia de otros, no consiste solo en utilizar ciertos colores o materiales, sino que hay una intención detrás de cada decisión.
No se trata de dejar las habitaciones medio vacías, sino de diseñarlas y decorarlas con plena conciencia. Esto es, de aseguramos que cada elemento tiene un propósito claro y contribuye a crear una sensación de equilibrio y funcionalidad. Para ello, es necesario procesar lo que la filosofía minimalista realmente significa: no es ausencia, sino una presencia bien pensada.
El minimalismo parte de una idea fundamental: cada lugar tiene una función y su diseño debe responder a ella. Antes de elegir muebles o colores, hay que reflexionar sobre cómo se va a usar el espacio y qué elementos son realmente necesarios. Un salón puede ser un área de descanso, socialización o trabajo, pero no todo a la vez.
Reducir no significa eliminar al azar, sino encontrar una medida justa. Un espacio minimalista no es frío ni vacío, sino que cuenta con una distribución que transmite armonía. La clave está en jugar con la proporción y el equilibrio: los muebles deben dialogar entre sí, y los espacios vacíos tienen tanto peso visual como los objetos. Por ejemplo, una única pieza llamativa en una pared frente a múltiples cuadros pequeños. O, en lugar de muebles pequeños, una cantidad menor, pero que sean funcionales.
En cuanto a la decoración minimalista, se debe apostar por líneas simples, formas geométricas y colores neutros. Se utilizan pocos elementos, pero bien escogidos, para que añadan carácter sin romper la armonía del espacio.
Para evitar la monotonía, se trabaja con materiales y texturas que dan riqueza visual. Madera, piedra, lino o metales en acabados mate añaden calidez de una forma sutil. Por ejemplo, una pared con un acabado especial puede hacer que un ambiente se sienta acogedor sin necesidad de recargarlo con objetos decorativos innecesarios. El interiorismo sostenible se alinea perfectamente con el minimalismo, ya que se prioriza calidad sobre cantidad.
La luz es funcional, pero también una herramienta de diseño. En una casa minimalista, la iluminación se usa para destacar volúmenes, crear contrastes y separar ambientes. Es importante aprovechar al máximo la luz natural. Pero también jugar con luces indirectas, lámparas con formas geométricas o focos empotrados que refuercen la sensación de amplitud.
El minimalismo requiere orden, pero eso no significa que todo tenga que estar escondido. Se puede apostar por soluciones de almacenamiento que mantengan el equilibrio sin renunciar a la funcionalidad. Muebles con doble uso, estanterías integradas o armarios modulares que optimicen el espacio sin que parezca sobrecargado. La idea no es vivir con lo mínimo, sino con lo necesario y con una buena distribución.
El minimalismo es diseñar con intención, para priorizar funcionalidad y armonía, e implica pensar cada espacio de manera estratégica. Si quieres aprender más sobre diseño, solo tienes que inscribirte en nuestro bachelor.