Proyectar el diseño de una ciudad desde un punto de vista sostenible va mucho más allá de las implicaciones medioambientales. Supone un impulso para la mejora de la calidad de vida de las personas, para la economía local y para el desarrollo de servicios e infraestructuras. En este artículo, te contamos por qué.
En otros artículos hemos explicado qué son las ciudades sostenibles y por qué ha pasado a ser un concepto fundamental en la mayoría de países.
Ahora, nos centramos en el proceso necesario para concebir y planificar el diseño de dichas ciudades según criterios de sostenibilidad, no solo desde el punto de vista medioambiental, sino también social y económico. Algo para lo que los profesionales deben adquirir una serie de conocimientos y aptitudes específicas, todas ellas reflejadas en nuestro Bachelor Online en Ciencias Ambientales.
Si tuviéramos que definir el diseño urbano sostenible, no es sino la planificación de desarrollo que tiene una ciudad o un territorio atendiendo a cuatro criterios principales: la preservación del medio ambiente, el desarrollo de la población, la eficiencia y el bienestar social de la comunidad. Todo ello en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible marcados por Naciones Unidas, y concretamente, el ODS 11.
Las personas especializadas en diseño urbano sostenible se encargan de sentar las bases que permitirán diseñar ciudades más eficientes, minimizar el impacto ambiental y mejorar la calidad de vida.
Ahora que ya hemos ampliado la definición del concepto, es importante resaltar cuáles son los objetivos principales que persiguen los diseñadores urbanos sostenibles:
El crecimiento de la población es un objetivo compartido por la mayoría de ciudades. Sin embargo, este debe contemplarse de forma sostenible y racional, siempre con la protección del entorno como prioridad.
En este sentido, los profesionales del diseño urbano sostenible planean estrategias orientadas a llevar a cabo ese desarrollo de manera progresiva. Y, siempre, evitando una masificación excesiva de personas que conlleve a una falta de servicios.
Para conseguirlo, es preciso regular aspectos como la construcción de nuevas viviendas, especialmente cuando se trata de zonas naturales donde hay patrimonio que conviene conservar.
Además de planificar la construcción de nuevos espacios, es importante pensar un uso sostenible para los que ya existen. Una de las funciones de los profesionales del diseño mobiliario urbano es revisar la funcionalidad de los edificios y pensar cómo mejorar las condiciones de accesibilidad a los mismos.
Por ejemplo, es importante asegurar que las personas que sufren movilidad reducida pueden transitar por las calles peatonales sin obstáculos.
A priori, la brecha de desigualdad parece ajena al diseño urbano sostenible. Sin embargo, son dos aspectos muy ligados entre sí. Si a los edificios municipales se les concede un uso comunitario, es más fácil que se reduzcan las desigualdades entre las personas que habitan en el mismo municipio.
Lo primero que se nos suele venir a la cabeza cuando pensamos en el diseño de ciudades sostenibles es la protección del entorno. Los profesionales de este sector deben anticipar planes de ordenación urbana y gestión de residuos que fomenten dicha protección y en las que la máxima prioridad sea siempre mantener el entorno natural tal y como está.
Uno de los aspectos de mejora más importantes en las ciudades en materia medioambiental es la movilidad. Crear carriles bici, fomentar el uso del transporte público y abogar por los vehículos compartidos son algunas de las acciones con un efecto más directo en la reducción de la contaminación.
¿Sabías que el diseño sostenible de una ciudad puede ser uno de los principales impulsores de su economía? Una planificación sostenible debe traducirse en diseñar el territorio de forma que se incite a los vecinos a consumir en los comercios de la localidad.
¿Cómo? Convirtiendo las calles principales en calles peatonales que atraigan a más personas a pasear por ellas e, indirectamente, a entrar en los comercios que allí estén. O, por ejemplo, aumentando los parques y los espacios verdes por toda la ciudad, haciendo que sea más paseable.
Finalmente, no se entiende una ciudad sostenible sin que sea energéticamente eficiente. Sustituir las luces por iluminación más eficiente, incorporar paneles fotovoltaicos o automatizar el sistema de riego son algunas de las acciones más destacadas en este aspecto.
Vivir en una ciudad sostenible mejora el bienestar y el confort de los vecinos, y, sin duda, influye mucho en su calidad de vida. Pero, ¿cuál es el impacto real del diseño urbano de las ciudades en ellos?
Reducción de la contaminación del aire
Las alternativas de transporte público y movilidad sostenible hacen que la contaminación producida por los combustibles se reduzca drásticamente. Esto no solo hace que respiremos mejor, sino que permite reducir la incidencia de enfermedades respiratorias.
Igualdad de oportunidades
La unión social que se puede conseguir gracias a una estrategia de diseño urbano sostenible es clave para reducir la desigualdad de las personas y los problemas de exclusión social.
Reducción del estrés y la ansiedad
Tener contacto habitual con la naturaleza y disponer de espacios verdes en una ciudad disminuye la ansiedad, el estrés y mejora la salud mental de las personas.
Enriquecimiento y desarrollo económico
La planificación sostenible de las ciudades fomenta la apertura de nuevos negocios y dinamiza el consumo de la economía local, lo que repercute directamente en las arcas municipales y, por tanto, permite mejorar la ciudad.
Si analizamos cuáles son las ciudades más sostenibles del mundo, podemos ver que todas ellas tienen alguna de estas características.
No obstante, la evolución en las políticas de sostenibilidad urbana y las ciencias ambientales es constante. Por ello, los profesionales del sector deben estar siempre al día de las nuevas tendencias y tener la capacidad de adaptarse a ellas.
La sostenibilidad es un criterio que tiene cada vez más peso en nuestras vidas, y eso es algo que también se extrapola al diseño y planificación urbanística. Por tanto, es una salida profesional con un largo recorrido de futuro, y para la que conviene prepararse adecuadamente.
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Vivimos en una época en la que tenemos las herramientas necesarias para transformar y mejorar el mundo en el que vivimos.
Está de nuestra mano hacerlo no solo a través de pequeñas acciones cotidianas, sino con la formación específica en ciencias ambientales y diseño que permitan introducir cambios en las ciudades que mejoren la calidad de vida de las personas y preserven el entorno natural.
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