En ocasiones oímos hablar sobre la educación inclusiva y parece que todas las personas comprenden qué es y qué cambios promueve. Pero lo cierto es que no pocas veces se utiliza esta expresión sin conocer su verdadero significado. De ahí que queramos acercarte este modelo, y abarcar el concepto desde lo teórico a lo práctico. Para que puedas entender por qué es tan importante para la Universitat Carlemany que se convierta en una realidad extendida y afianzada en todos los entornos educativos.
Para poder comprender sus orígenes, es necesario hacer un recorrido y recordar tres eventos determinantes en su creación.
En primer lugar, en 1978 el Comité de Educación de Reino Unido publica el Informe Warnock, nombre debido a su precursora Mary Warnock.
Este informe hacía mención a conceptos como la diversidad y establecía que la educación es un bien que debe ser accesible para todos. Sus fines y necesidades son también iguales para todos los niños y niñas. Así, la diversidad debe conllevar una respuesta individualizada y comprensiva en todo caso, para los menores con necesidades educativas especiales (NEE) o que presenten dificultades en su educación.
Este informe concluía que la educación especial debía tener carácter suplementario y no paralelo. Permitió una nueva clasificación de alumnos que no se basa en las carencias, sino que afirma que la totalidad de alumnos puede tener necesidades especiales. Pero que algunos necesitan que estas sean abordadas por la escuela.
En 1990, elegido Año internacional de la alfabetización, se celebró en Tailandia la Conferencia Mundial sobre Educación para Todos de la ONU. Con el objetivo de universalizar la educación, se creó un marco de acción para sentar las bases que permitieran la superación de desigualdades y la erradicación de la pobreza.
Para terminar, en 1994 Salamanca recibió la Conferencia Mundial sobre las Necesidades Educativas Especiales de la UNESCO. En ella se sentaron las bases de las políticas mundiales de la educación inclusiva. Se proclamaba entonces: "Los niños y los jóvenes con necesidades educativas especiales tienen que tener acceso a las escuelas ordinarias, las cuales deberán incluirlos en el marco de una pedagogía centrada en el niño y con la capacidad para dar respuesta a sus necesidades".
Una vez que hemos presentado algunos momentos históricos que han permitido que este modelo se desarrolle, queremos explicarte cuáles son sus características definitorias.
Es conveniente diferenciar la inclusión de la integración:
De este modo, la característica más definitoria de la educación inclusiva es que proporciona la atención y las herramientas necesarias para dar respuesta a las limitaciones que tienen personas con discapacidad o que presentan otro tipo de dificultad. Eliminan barreras y proporcionan apoyos.
Como venimos avanzando, el principal objetivo de este modelo inclusivo en el contexto educativo, es dar respuesta a las necesidades que presenten los alumnos para permitirles el acceso a la educación en igualdad de condiciones.
Otros objetivos que se pretenden y a los que contribuyen de manera notable los avances educativos y tecnológicos son:
Cada uno de estos objetivos tiene entidad propia y su valor es indiscutible, pero además, su consecución supone un claro beneficio para toda la sociedad.
La manera de aplicar este modelo o principio educativo, pasa necesariamente por hacer realidad que la cultura de la comunidad, prácticas de enseñanza y las políticas educativas lleguen a todo el conjunto de la sociedad.
Solo de esta manera se podrá garantizar que toda persona pueda acceder con las mismas oportunidades a la educación. Nos referimos a personas con diferentes orígenes, estados socioeconómicos y culturales, así como capacidades individuales adquiridas o de nacimiento.
Por lo anterior, las escuelas integradoras o inclusivas:
El modo de materializarlo no es sencillo y supone un reto para toda la comunidad educativa que, por otro lado, se verá reforzada gracias a esta inclusión de la diversidad en su día a día. Se tienen que priorizar las experiencias de aprendizaje significativas para todos. La oferta formativa debe ser flexible y adaptativa.
Como ya hemos señalado, para que la inclusión sea una realidad generalizada, hace falta la implicación de las instituciones educativas, la inversión en recursos materiales y humanos, y el compromiso de los centros educativos.
Es preciso del mismo modo que se reformulen ciertas prácticas y se incorporen estrategias pedagógicas que promuevan: alfabetizaciones múltiples, aprendizaje constructivo, valoración de capacidades, participación, pertenencia y sentido de comunidad.
En la Universitat Carlemany hemos hecho nuestro el objetivo 4 de los ODS “Educación de calidad”. Y así lo hemos reflejado en nuestro Plan de Acción ODS en el que incluimos como ámbito prioritario la enseñanza y el acceso igualitario e inclusivo a ella.
La finalidad es que nuestros alumnos tengan la posibilidad de acceder a aquella formación que elijan, de manera que sus necesidades, su discapacidad u otras dificultades, sean obstáculo para alcanzar las metas que se marquen.