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Mindfulness: qué es, beneficios psicológicos y cómo practicarlo

23 de septiembre de 2025universitat carlemanyPsicologíaActualización : 23 de septiembre de 2025
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La psicología que se aplica con adecuación, se basa en la evidencia empírica a la hora de incorporar nuevas técnicas que puedan contribuir en la mejora de la salud mental. Una de las más populares en los últimos años es el mindfulness o atención plena. Aunque se ha convertido en una tendencia, sus efectos son demostrables. Por eso, es parte de los enfoques que apuestan por una integración de cuerpo, mente y entorno.
qué es el mindfulness

Esta presencia en el campo de la salud mental no solo se ve en la práctica, sino que es parte de los contenidos teóricos que se deben aprender para convertirse en profesional. 

Si quieres ser parte de este colectivo y contribuir en la mejora del bienestar de la sociedad, puedes formarte con el Bachelor en Psicología de la Universitat Carlemany. Esta formación actualizada se caracteriza por ser práctica y centrarse en analizar necesidades de intervención y desarrollar proyectos en psicología con enfoque ético, social y emprendedor. Capacita para gestionar información, comunicar conocimiento y actuar con responsabilidad en una sociedad en constante transformación.


¿Qué es el mindfulness?

El mindfulness es una terapia de tercera generación, y el término ‘mindfulness’ se traduce como conciencia o atención plena. Desde el punto de vista de la psicología, se define como la capacidad para prestar atención al momento presente, de manera intencionada y sin emitir juicios. Es decir, que la práctica consiste en poner nuestra atención sobre algo concreto, que suele ser la respiración, y al mismo tiempo, observar cómo aparecen diferentes pensamientos, emociones y sensaciones corporales. Pero sin intentar modificarlos o evitar lo que nos pueda resultar incómodo. 

Si lo enfocamos con una visión clínica, las técnicas de mindfulness no persiguen únicamente relajar el cuerpo y la mente. Por el contrario, es un enfoque cognitivo y emocional que nos permite desarrollar una relación distinta con la experiencia subjetiva. En otras palabras, no se busca cambiar lo que sentimos o pensamos, sino ayudarnos a relacionarnos de una forma diferente con nuestras emociones y pensamientos, observándolos sin juzgar ni con una reacción automática. 

Cuando de manera intencionada aumentamos nuestra conciencia en el aquí y ahora, se interrumpe la tendencia de la mente a la rumiación o a la anticipación. Ambos son factores que suelen ir asociados a trastornos del estado de ánimo, como la depresión y la ansiedad.

Para poder incorporarlo en la psicología clínica, estas técnicas han sido estudiadas científicamente. De hecho, existen programas estandarizados como el Mindfulness-Based Stress Reduction (MBSR) y el Mindfulness-Based Cognitive Therapy (MBCT), con validación empírica. También están presentes en la neuropsicología, que es una asignatura de nuestro Bachelor,  y en la investigación en salud mental. 

¿Cuál es su origen y por qué se ha puesto de moda?

El origen del mindfulness lo encontramos en la filosofía budista, en particular, el budismo theravāda. Tiene unos 2.500 años y es una tradición contemplativa oriental. La práctica de la atención plena era parte del camino para llegar a comprender la mente y superar el sufrimiento.

No obstante, la apropiación del mindfulness por parte de la psicología contemporánea se aleja de esta visión religiosa o filosófica. Lo que ha sucedido es una secularización del concepto, que ahora se centra en la aplicación terapéutica y educativa.

La persona responsable de esta transición fue Jon Kabat-Zinn, doctor en biología molecular. En 1979, introdujo el MBSR, que mencionamos antes, en el Centro Médico de la Universidad de Massachusetts. Este programa combinaba las prácticas de meditación budista con la ciencia occidental, en un formato estructurado y que podía validarse empíricamente. 

A partir de allí, comenzaron a surgir multitud de estudios científicos que respaldaban los beneficios del mindfulness. Por ejemplo, reducción del estrés y la ansiedad, mejora de la depresión, el dolor crónico y el estrés postraumático. Con el tiempo, se fue extendiendo hacia otros ámbitos, como psicoterapia, medicina o educación. 

Sin embargo, su popularidad también se puede explicar por factores socioculturales. En la actualidad, tenemos acceso a información desde el teléfono móvil. Y puesto que llevamos un ritmo de vida marcado por el estrés laboral, que no deja de incrementar los problemas de salud mental, estas técnicas son una opción sencilla y asequible que ayuda con la autorregulación emocional. Por tanto, la incorporación en las terapias también se explica porque el mindfulness responde a las necesidades actuales de la sociedad. 

Beneficios del mindfulness

Regulación emocional

Practicar mindfulness con regularidad nos ayuda a identificar, aceptar y regular las emociones. Observar sin evitar sentir o emitir juicios reduce la reactividad emocional y mejora la tolerancia al malestar. 

Reducción del estrés

Esta es una de las principales aplicaciones. La atención plena reduce los niveles de cortisol y mejora la respuesta fisiológica ante situaciones estresantes. Por eso, el mindfulness se usa también en entornos laborales y sanitarios, y en programas de prevención del burnout.

Mejora de la atención y la concentración

La práctica entrena funciones ejecutivas como la atención sostenida, la inhibición de respuestas automáticas y la memoria de trabajo. Estas mejoras cognitivas se han documentado incluso en prácticas breves. 

Promoción del bienestar subjetivo

Además de reducir síntomas clínicos, el mindfulness aumenta la satisfacción general con la vida y mejora la autocompasión. Tener una relación más amable y consciente con uno mismo es un recurso en sí mismo que protege la salud mental. 

Cómo practicar la atención plena

Para practicar mindfulness, no es necesario tener conocimientos previos o alguna condición en particular. De ahí que sea tan fácil integrarlo en cualquier estilo de vida. La forma más habitual de ponerlo en práctica es con una meditación tradicional, que consiste en dedicar algunos minutos al día a observar en silencio y sin distracciones la respiración, el cuerpo o los pensamientos. 

Por lo general, la persona se sienta en una posición cómoda y con los ojos cerrados. Se comienza con pocos minutos y se va aumentando el tiempo progresivamente. Existen recursos digitales, como meditaciones guiadas, que facilitan la atención plena, ya que lo habitual cuando no se tiene práctica es que la mente se distraiga. Además, el mindfulness se puede integrar de manera informal mientras comemos, caminamos o nos damos una ducha, ya que basta con dirigir la atención y mantenernos presentes en esa observación

La atención plena se utiliza ya en diferentes ámbitos de intervención. Por eso, quienes quieran dedicarse a la psicología, deben familiarizarse con ella y aprender a incorporarla. El Bachelor en Psicología de la Universitat Carlemany responde a esta necesidad, y ofrece una formación que combina teoría, práctica y evidencia científica para preparar a los especialistas del futuro.