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Los principales tipos de energía asequible y no contaminante

20 de julio de 2021Universitat CarlemanyTecnología e Innovación
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El uso de fuentes de energía asequible y no contaminante es uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para 2030. Hoy en día, todo tipo de formación especializada en Ciencias Ambientales tiene en cuenta este relevante factor.

 

Los tipos de energía asequible y no contaminante

El principio de contar con fuentes de energía asequibles y que no contaminen es esencial por varios motivos. En primer lugar, porque hay un objetivo de descarbonización general. Por otra parte, porque los combustibles de origen fósil son finitos. Finalmente, porque existen alternativas que permiten realizar las mismas funciones sin mayor problema.

Las fuentes de energía asequible y no contaminante son, básicamente, las siguientes. La primera de ellas, hay que hacer referencia a la energía hidroeléctrica. Otra fuente es la energía eólica. En tercer lugar, la energía de origen solar. Por otra parte, también existe la energía geotérmica. En quinto lugar, y no menos importante, existe la biomasa de origen vegetal.

Hemos decidido no incluir el gas, puesto que, al igual que el petróleo, es una energía finita, aunque pueda no ser contaminante en un grado elevado.

Este desafío es central porque el 60 % de las emisiones de gases de efecto invernadero se generan por las fuentes de energía. Por lo tanto, este ODS es clave para reducir esta brecha.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) hace hincapié en las energías solar, eólica y térmica. Esta entrada hace hincapié en los pros y los contras de cada una de estas fuentes. 

 

  1. Energía hidroeléctrica

La energía hidroeléctrica es aquella que se obtiene a partir de la fuerza del agua. Esta, que está estancada, cuando se libera genera electricidad.

Este tipo de energía es asequible a largo plazo, pero genera un impacto ambiental elevado. No en vano, para construir una presa se necesita anegar una zona. Ahora bien, sí que se trata de una energía renovable e infinita, a priori. Este es el motivo por el que la mayoría de los saltos de agua antiguos se mantienen y conservan. Una variante sería la energía mareomotriz que, en vez de embalses, aprovecha las olas y movimientos del mar.

La energía hidroeléctrica, en el mix energético mundial, supone, en 2020, una generación de 993,04 millones de toneladas. Sin duda alguna, sigue siendo la principal fuente de energía renovable por su peso específico.

 

  1. Energía eólica

La energía eólica es aquella que se genera gracias a la fuerza del viento. Eso sí, como condición básica, el panel tiene que instalarse en zonas ventosas, sobre todo en montañas o en el mar.

Los paneles de energía eólica son una opción porque esta es renovable y se obtiene de forma natural. Ahora bien, uno de los problemas básicos está en el hecho de que solo se genera energía cuando hay viento. Por lo tanto, depende, y mucho, de la zona de instalación. Sí hay que señalar, sin embargo, que en países o zonas con sierras o elevaciones es posible hacer uso de esta técnica.

La energía eólica es una de las opciones preferidas por las instituciones. En 2014 suponía un 5 % mundial, pero está aumentando rápidamente.

 

  1. Energía solar

La energía solar, también denominada fotovoltaica, es aquella que se genera con la luz del sol. Básicamente, se utiliza un panel que capta la energía y, posteriormente, la procesa. La aplicación es versátil, porque sirve para industrias, edificios públicos e, incluso, viviendas particulares.

Los paneles solares tienen un impacto visual, pero esta energía es asequible y no contaminante. La principal limitación, sin embargo, es que no sirve para cualquier territorio. En primer lugar, porque es poco funcional en zonas donde los rayos del sol sean oblicuos. Por otra parte, porque la energía solar es limitada en determinadas horas del día. Esta es la razón por la que, en muchos casos, se combina con el uso de fuentes de energía tradicionales.

Aunque esta energía renovable se utiliza desde hace varias décadas, su peso relativo en el mix mundial es reducido. En 2019, después de un periodo de crecimiento, suponía un 2,7 % del total.

 

  1. Energía geotérmica

La energía geotérmica, o termal, es aquella que se genera a partir del calor de la tierra. Lo cierto es que esta es una de las alternativas más antiguas, pues ya era conocida en la Antigüedad.

La implementación práctica se realiza, por lo general, en lugares que ya tienen esta infraestructura. En la época de Roma existían varios centros de energía termal que se utilizaban, sobre todo, para los baños. Hoy existen distintas centrales industriales o sistemas endógenos para viviendas. El problema está, sin embargo, en que esta energía sí que genera contaminación a través de las emisiones.

Hoy en día, la energía geotérmica tiene un papel muy reducido en el mix energético mundial. Y, en la mayoría de los casos, localizada en países con facilidades objetivas.

 

  1. Biomasa

La biomasa es, también, una forma de aprovechamiento de recursos naturales. Es uno de los sistemas más antiguos que existen, en un primer momento intuitivo. Dentro de un esquema tradicional de economía circular, la biomasa generaba su función en pequeñas comunidades.

La biomasa requiere de una gran producción forestal cuyos restos se utilizan para generar energía eléctrica. Hay una ventaja importante y es que, para seguir existiendo, se tiene que generar masa forestal. El principal problema radica en que, si se genera energía en cantidades industriales, sí hay generación de gases contaminantes. Por lo general, la biomasa ha tenido éxito en países del centro y norte de Europa, con una gran superficie forestal.

Las cifras de la biomasa en el mix energético mundial son reducidas y su papel es claramente secundario en el total. Dicho esto, sí es una alternativa que puede ser útil en determinados países.

 

Conclusión

La energía asequible y no contaminante es un reto para la ONU y para los distintos gobiernos internacionales. Es por eso que cualquier persona que administre una empresa o una institución pública ha de conocer qué fuentes pueden contribuir a la descarbonización, así como sus pros y contras. Con estos datos, será más fácil conocer cuál es el horizonte a medio y largo plazo.