El interiorismo sostenible es una pauta que se está introduciendo. No ha de extrañar que los estudios en Diseño se planteen, también, desde esa óptica. ¡Conoce mejor en qué consiste y algunos ejemplos!
El interiorismo sostenible es el conjunto de prácticas de decoración y distribución de estancias que busca optimizar el uso de los materiales y reducir el consumo energético al mínimo imprescindible. Se trata, por lo tanto, de un interiorismo comprometido con el entorno pero sin renunciar a la comodidad.
En los últimos años, ha habido una importancia creciente por conseguir que este tipo de interiorismo se generalice. No en vano, la Agenda 2030 hace hincapié en la sostenibilidad como objetivo genérico y conceptos como la economía circular. Esto obliga a adoptar algunas medidas para lograr que se haga realidad.
¿Cómo se puede conseguir este objetivo conjunto de buen interiorismo y sostenibilidad? Existen una serie de pautas genéricas de gran utilidad. Son las siguientes:
El empleo de los materiales de proximidad es una de las premisas básicas para tener éxito y alcanzar la sostenibilidad. Y consiste, básicamente, en adaptarte, en la medida de lo posible a la producción natural de la zona. Si en un lugar abunda la madera de roble, puedes optar por ese material para tus estancias, por ejemplo. Además, una segunda condición, asociada a la primera, es que minimices los transportes, reduciendo la emisión de gases de efecto invernadero. Estos materiales para construcciones sostenibles son interesantes y marcan la diferencia.
Las plantas pueden ser una alternativa, pero siempre que las utilices con criterio. En algunos casos, las plantas del lugar servirán para reducir emisiones, lo que redundará en una mejor calidad del aire. Eso sí, evita siempre colocarlas en tu dormitorio.
La colocación estratégica de ventanas y ventanales es otro aspecto imprescindible. ¿Por qué? En primer lugar, porque si se coloca correctamente, se aprovechará al máximo la luz natural, no siendo necesaria la eléctrica; un ejemplo está en los grandes ventanales orientados hacia el sur, que pueden reducir hasta en un 80 % el uso de la calefacción en invierno. Además, el efecto de luz natural hace que las estancias sean más acogedoras. En consecuencia, vale la pena que lo tengas presente porque conjuga arquitectura e interiorismo.
Hay que señalar que, en tiempos de aumento del precio de la electricidad, esta cuestión se hace más importante si cabe. Por esta razón, y más allá de lo que exija la Agenda 2030, aquí hay también un elemento de economicismo.
El principio de menos es más se cumple en varias áreas, y el diseño de interiores es una de ellas. La apuesta por un mobiliario minimalista implica la reducción del mobiliario al mínimo exponente. Y, además, también hay que apostar por la simplicidad, eligiendo modelos poco recargados u ostentosos. Algunas metodologías orientales como el Feng Shui pueden ayudar a conseguir este objetivo; además, aquí las personas especialistas en interiorismo aportan un asesoramiento especializado.
Los muebles con materiales reciclados son una moda que se ha extendido, sobre todo en ambientes urbanos. Y, por qué no decirlo, es una manera económica y funcional de contribuir al medio ambiente. Una opción recurrente es el uso de palés para montar sillones, sofás o mesas. Por otra parte, existen otras posibilidades como el uso de bidones o toneles que pueden crear ambientes distintos. El ingenio, en estos casos, supone una ayuda interesante.
Lo cierto, en los últimos años, es que ha habido un cambio de mentalidad al respecto. Y, además, se han puesto en valor algunos materiales que, en el pasado, no lo estaban. En muy pocos años, los palés han sido una alternativa para todo tipo de salones o terrazas.
Las pinturas al agua son una buena opción si quieres priorizar la sostenibilidad ecológica. Piensa que estos materiales no contienen elementos químicos, son naturales y, por lo tanto, respetuosos con el medio ambiente. Además, también permiten que tus paredes transpiren, evitando el deterioro y previniéndote de alergias. En definitiva, este es un ejemplo práctico de interiorismo sostenible y saludable. Siempre que sea posible, será conveniente que sustituyas las pinturas químicas por las pinturas orgánicas.
Los tratamientos tóxicos no solo llegan a las paredes, sino que, también, a otros materiales. Y la diferenciación de las maderas se realiza en función de si cuentan o no con Compuestos Orgánicos Volátiles (VOC). La ventaja actual es que existen algunas maderas para el parqué o para la pared sin tratamientos tóxicos. Y esto, a la larga, también repercutirá positivamente en la sostenibilidad, porque será buena para tu salud. Ten en cuenta que hoy existen fabricantes que pueden proporcionar maderas con tratamientos limpios.
El diseño a largo plazo es otro aspecto que has de tener en cuenta. Al final, el diseño de interiores no está concebido para poco tiempo, sino que debería ser una cuestión de largo plazo. Algunos ejemplos son los ambientes de mobiliarios de interiores son aquellos de proximidad y resistentes, junto con un buen uso de la luz natural. Por lo tanto, los muebles de roble o castaño son muy útiles si lo que quieres es durabilidad. Esto depende decisivamente del trabajo de cada especialista en diseño.
Lo cierto es que, si piensas en los interiores, no solo te vas a centrar en los muebles. Hay que reflexionar en puntos como las ventanas, en las paredes, techos, suelos y, cómo no, en los colores y la luz. Por lo tanto, un diseño completo será aquel que tenga en cuenta todos los elementos que hemos indicado anteriormente.
El interiorismo sostenible es una tendencia integral de futuro, que implica a diseñadores, constructores e inquilinos de viviendas y oficinas. Como resultado, conviene saber que esto, hoy en día, está marcando la diferencia en la arquitectura y distribución de los espacios. Esta es la razón por la que vale la pena que conozcas ejemplos prácticos de cómo implementar este concepto.