En este contexto, la figura del auditor energético se ha convertido en esencial para garantizar la eficiencia energética en empresas, viviendas y todo tipo de edificios. Es un buen momento para que conozcas el perfil de estos profesionales y qué formación se necesita.
La definición más simple de un auditor energético es la que se refiere a estos profesionales como los responsables de realizar una auditoría energética. Esto implica, por supuesto, que deben contar con la capacitación técnica y los conocimientos necesarios para poder inspeccionar, analizar y proponer mejoras enfocadas al uso más eficiente de la energía en cada uno de los proyectos en los que participan.
El papel del auditor energético va inevitablemente ligado a la nueva sensibilidad medioambiental. La sostenibilidad del planeta solo es posible si se consigue reducir el consumo energético y, a la vez, usar fuentes que rebajen la huella de carbono. Cualquier persona que se plantee ser auditor puede encontrar en la formación medioambiental, una fuente de conocimientos interesante para su desarrollo.
La legislación de la UE lleva años creando normativa que regula la eficiencia energética de empresas y edificios. Dentro de esta, se enmarca la figura de los auditores energéticos y sus funciones. Es una figura que surge, sobre todo, por la obligatoriedad de que las grandes empresas pasen una auditoría energética cada 4 años. Y, también, por la exigencia de un certificado energético para la venta o alquiler de viviendas.
La labor básica de un auditor energético, como ya hemos señalado, es la de realizar un estudio pormenorizado de unas instalaciones, enfocado a encontrar la fórmula que permita que se reduzca el consumo energético. O sea, un trabajo en el que se distinguen tres fases imprescindibles:
Análisis de la situación objetiva en lo que se refiere a la eficiencia energética de una instalación o edificio.
Identificación de las posibilidades de ahorro energético.
Elaboración de un informe detallado que incluya las deficiencias, el cálculo del posible ahorro y las medidas que se deben adoptar para optimizar y minimizar el consumo energético.
Dentro de cada una de esas tres fases, hay algunas funciones que son determinantes:
La fase inicial de una auditoría energética. Es un tema esencial porque todo el resto del proyecto dependerá de que la información sobre el estado de las instalaciones y el consumo sean correctos. Para conseguirlo, el auditor deberá fijarse en estos puntos de control y realizará entrevistas a personas implicadas en distintos procesos de la empresa o que residan en el edificio analizado.
Datos oficiales y consumos: se recoge el nombre del propietario, la actividad de la empresa, la ubicación… Todos los detalles registrales del edificio o de la empresa, además de facturas de energía.
Análisis del sistema eléctrico, midiendo la potencia y otros aspectos del circuito.
Estudio de la envolvente, para determinar la eficacia del aislamiento y los puntos por los que se pierde energía.
Las condiciones de luminosidad.
Estudio del agua caliente sanitaria y del consumo de agua corriente.
La calidad del aire y los sistemas de ventilación.
Las fuentes de energía utilizadas y la posibilidad de sustitución por renovables.
Con las conclusiones previas de la primera fase, el auditor puede comenzar a hacer pruebas con el fin de ir mejorando los aspectos en los que se encontraron fallos. También, en este punto se comprueban todos los certificados obligatorios y que se cumplen todos los requisitos impuestos por la normativa vigente en cada caso.
Se presenta al cliente un informe que recoge, detalladamente, tanto los fallos detectados como las propuestas para optimizar la eficiencia energética. Es importante que la información no se presente de manera genérica, sino adaptada a las peculiaridades de esa empresa, vivienda o edificio. Igualmente, ese debe ser el enfoque de las medidas de mejora propuestas, siempre teniendo en cuenta la realidad específica de cada caso.
Este tipo de informes no son vinculantes, al final es el dueño de la empresa o de la vivienda quien toma la decisión final sobre lo que quiere o no modificar. Por eso, es esencial que el auditor sea capaz de entender las prioridades de cada cliente y proponer las soluciones que sean mejor acogidas, sin que se pierda en eficiencia.
Es evidente que el trabajo de los auditores energéticos es complejo, ya que combina distintas tareas, todas ellas igual de importantes, como hemos visto. Y esta diversidad se traduce en las exigencias de conocimientos y formación que se precisan para poder desarrollar todas esas funciones con garantías.
En España, en concreto, los requisitos para ser auditor energético se regulan en el RD 56/2016, art ículo 8. Son dos vías las que permiten el acceso al ejercicio de la profesión de auditor energético:
Deben ser estudios que incluyan conocimientos sobre energía, instalaciones, toma de datos energéticos y medidas de ahorro. En este sentido, ser auditor energético es una de las salidas profesionales posibles tras estudiar Ciencias Ambientales. De hecho, en un Bachelor en Ciencias Ambientales, como el que impartimos en la Universitat Carlemany, se estudian disciplinas que resultan imprescindibles para ejercer como auditor energético.
Para demostrarlo, se puede acreditar el correspondiente título de Formación Profesional o el certificado de profesionalidad correspondiente dentro del Catálogo Nacional de Cualificaciones Profesionales en un ámbito competencial relacionado con las energías.
En este supuesto, además, hay que superar un curso específico de conocimientos en auditorías energéticas. Es una formación oficial que compete a las comunidades autónomas y que solo se imparte en entidades reconocidas por las mismas.
Dedicarse a la gestión energética es una interesante opción laboral, especialmente, si te motiva el compromiso medioambiental y, también, mejorar la calidad de vida de las personas. Para ser auditor energético, nuestro Bachelor en Ciencias Ambientales es una excelente herramienta formativa, que te proporciona los conocimientos sobre energía y otros aspectos que te serán útiles en este ámbito laboral.