Conocer cada uno de los organigramas nos ayudará a saber cuál es el mejor para una empresa o nuestro propio negocio, y en la Universitat Carlemany te ofrecemos programas formativos como el Bachelor en Administración de Empresas, con el que también tratarás cuántos organigramas hay y cómo aplicarlos.
Un organigrama representa gráficamente la estructura organizacional y jerárquica de una empresa. En él podemos encontrar el tipo de liderazgo que tiene cada persona, los y las responsables de cada área, y la relación existente entre los departamentos y su equipo humano. Como contexto, indicar que a lo largo del tiempo se han desarrollado distintos tipos de organigrama para adaptarlos a las necesidades de cada compañía.
Además de señalar la estructura de la empresa, esta ‘foto’ de la empresa también indica las fortalezas y oportunidades en cada departamento, así como la posibilidad de analizar el crecimiento orgánico de la empresa.
Un organigrama puede ser complejo o sencillo, según la necesidad de la compañía, pero para acertar cuál es la mejor estructura organizativa de una empresa, es conveniente conocer sus diferentes tipos.
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A continuación, te presentamos los modelos o tipos de organigrama más conocidos y utilizados por las organizaciones empresariales.
Es uno de los más empleados por las empresas -también se denomina organigrama estructural o jerárquico-, y se desarrolla de manera vertical para configurar la gestión organizacional siguiendo las funciones que desempeña cada departamento o área.
En este tipo de gráfico, los líderes se sitúan en la parte superior del organigrama y, de ellos, se desglosa el resto de áreas de la empresa. Los situados en la parte inferior son quienes tienen menos poder dentro de la compañía. Es una manera fácil de estructurar y saber quién manda sobre quién.
Este organigrama se suele usar en empresas que disponen de más de un gerente. Combina tanto la estructura vertical como horizontal, donde se pueden ver las áreas y puestos de trabajo con relación a las funciones que desempeñan. Las dos líneas superiores indican a los líderes y, más abajo, se ubican el resto de colaboradores con rango de responsabilidades y derechos similar.
También se le denomina organigrama plano, ya que dispone de muy poca jerarquía, casi ninguna de gestión intermedia, y consta de 2 niveles: superiores y empleados. Se suele utilizar en empresas donde los empleados disponen de mayor responsabilidad y están vinculados en la toma de decisiones.
Este organigrama dispone de un diseño piramidal, aunque en un sentido inverso. En este caso, los directivos o gerentes se muestran en la parte inferior, de manera que representan la base de la empresa. Por encima de ellos se encuentran los subordinados, hasta llegar a la parte superior con los de mayor responsabilidad.
Básicamente, consiste en un cambio de perspectiva, donde lo variable son los procesos, la responsabilidad y los niveles de profesionalización a la hora de tomar decisiones.
Las empresas con este tipo de organigrama trabajan sobre la democratización del conocimiento, la capacitación y formación de trabajadores, y fomentar una actitud positiva para resolver problemas.
En este modelo organizativo, tanto la toma de decisiones como la actividad de la empresa se realizan mediante acuerdos y no jerarquías. Están formados por nodos que representan individuos, grupos de trabajo y organizaciones.
Tiene la ventaja de que facilita mucho la comunicación entre las diferentes áreas (que no están divididas por una jerarquía), y permite que la mayoría de las tareas sean dinámicas y abiertas. Esto, a su vez, da mayor agilidad y flexibilidad en procesos externos e internos.
Como su nombre indica, los recursos de la empresa presentan un esquema en división. En cada una de ellas, se incluye a los miembros de los equipos y permite que cada división tome decisiones de forma independiente de otros departamentos de la compañía.
Mercado. Este organigrama está dividido en industria, cliente o mercado.
Productos. Una empresa puede diseñar un organigrama basado en su línea de productos.
Geografía. Suele estar esquematizado según territorio, región o distrito. Es ideal para empresas con diferentes sucursales en distintas ubicaciones, ya que permite una mejor logística.
Es el resultado de combinar un organigrama vertical con otro horizontal. Comienza con líderes o áreas principales, y se vinculan con secciones. Se emplea en grandes corporaciones que cuentan con gran cantidad de empleados y divisiones.
Es útil en empresas organizadas por equipos. Este tipo de organización rompe el esquema tradicional, ya que no tiene en cuenta las jerarquías naturales, y se centra en la cooperación y resolución de problemas. Es decir, los empleados toman gran parte de las decisiones.
Además, no hay jerarquías por cada área, por lo que se aumenta la productividad y la creatividad, aunque puede ser confuso para el equipo humano saber quiénes son los líderes.
Es muy parecido a un índice. Se dispone de forma vertical como la jerarquía tradicional, pero, al contrario que este, separa los cargos mediante sangrías y sin bifurcación horizontal. En la parte superior se disponen los directivos, y un paso inferior, con una sangría, se ubica el segundo departamento de importancia. Y sigue este ritmo hasta los cargos inferiores. Cada vez que se da un salto a un cargo inferior, aumenta el espacio de sangría.
En conclusión, independientemente del tipo de organigrama que se emplee en una empresa, es importante seguir su disposición, ya que es una de las claves para conseguir un negocio exitoso. Y es que los gráficos permiten un mejor control y flujo de trabajo, mejora la comunicación entre departamentos y muestra las necesidades de cada departamento o área.