Entendemos como pensamiento estratégico de un líder o empresa el conjunto de habilidades sistematizadas que permiten actuar a medio y largo plazo. Aunque se puedan implementar desde ya, tienen un objetivo de sostenerse en el tiempo.
Este pensamiento permite anticiparse a situaciones, pero, también, planificar acciones que den resultados. En definitiva, va más allá del aquí y el ahora y contribuye sustancialmente a mejorar los resultados y la resiliencia empresarial. De ahí que en un Máster en Administración de Empresas sea un área de estudio fundamental.
Si hay algo que define a las compañías de éxito es la capacidad de planificación. Y es aquí donde el pensamiento estratégico de una empresa marca la diferencia. El liderazgo empresarial también puede variar y hoy funcionan mejor los sistemas menos autocráticos.
En el mundo empresarial existen algunas claves que ayudarán a potenciar el pensamiento estratégico desde la proactividad. Ponemos en valor las siguientes, por su importancia:
Anticipación
: anticiparse a los problemas es una de las claves de cualquier estrategia. Ir varios movimientos por delante evita situaciones complicadas y proporciona soluciones. Si no hay visión de futuro, no hay gran espacio para la estrategia.
Conocimiento de la organización
: obviamente, en una empresa hay que conocer muy bien la organización por dentro, sus puntos fuertes y débiles. Este conocimiento debe ser honesto, solo así los cambios serán efectivos. De lo contrario, nos encontraremos con una problemática importante.
Conocimiento de la coyuntura
: la coyuntura macro y microeconómica influye. Por lo tanto, es conveniente saber cuáles son los elementos favorables o no tanto del entorno y, sobre todo, las perspectivas de duración de la coyuntura. El análisis coyuntural externo permite ver qué oportunidades o amenazas hay para mejorar.
Adaptabilidad
: la adaptabilidad es una cualidad necesaria en todo líder, pero mucho más en una coyuntura de mercado como la actual. Esto obliga, por ejemplo, a tener la capacidad de cambiar planes si es necesario para consolidar otros avances.
Coherencia
: la adaptabilidad no está reñida con la coherencia. El liderazgo estratégico tiene que seguir una coherencia en la forma de actuar, porque ese es sinónimo de credibilidad y confiabilidad.
Obviamente, cada ecosistema empresarial tiene su idiosincrasia, pero estas habilidades son necesarias en todos los casos.
El pensamiento estratégico de un líder o de una empresa puede expresarse de diversas maneras. Aquí te ofrecemos algunos casos prácticos de cómo potenciar el pensamiento gracias a la proactividad:
Este es uno de los cambios más importantes, sobre todo porque va a largo plazo. Quizás hay algunos elementos de la filosofía empresarial que han quedado obsoletos y que se tienen que modificar. En este caso, es conveniente hacer un DAFO en comparación al resto del mercado para ajustar los baremos. Quizás toque ser disruptivo, pero es importante elegir bien el momento para evitar la decadencia. El liderazgo empresarial aquí es decisivo para arrastrar a la plantilla al nuevo paradigma.
Los cambios en el organigrama son fundamentales, ya sea por cuestiones económicas o de crecimiento. El líder tiene que plantear cómo optimizar los recursos existentes, situarlos de forma adecuada y buscar el máximo rendimiento de los mismos. Asimismo, y dentro de una estrategia de largo plazo, debe incentivar a los equipos para estimular el crecimiento interno. Conocer las bases del comportamiento organizacional es esencial para lograr buenos resultados.
Un cambio en el organigrama exige un tiempo de adaptación. Ahora bien, si el liderazgo es correcto, este será menor que si no lo es. Y, lo que es más, los resultados beneficiosos, en términos de productividad y funcionalidad, se notarán antes. Aquí es indudable que una estrategia bien planteada y ejecutada ayudará.
La formación y cualificación del personal, cuando se trata de un proceso de largo alcance, requiere una estrategia. Esto implica saber qué áreas se deben mejorar, cómo implementar esos cambios y, sobre todo, qué necesita cada departamento para ponerse al día. El capital humano es un valor esencial de las empresas y se tiene que cuidar.
Recordemos, además, que el liderazgo implica supervisión en los procesos. Y, por supuesto, para asegurarse de que el proceso es exitoso, hay que realizar una evaluación final de desempeño.
El pensamiento estratégico tiene en cuenta, igualmente, la adopción de mejoras tecnológicas, y lo hace de forma multidisciplinar. Teniendo en cuenta varios aspectos:
Mejoras en los procesos
: la adopción de mejoras tecnológicas traería consigo procesos más ágiles. Y este no es un caso menor, porque es ahí donde se generan las ventajas competitivas. Saber cómo va a mejorar, y en cuánto tiempo, es esencial.
Reducción de costes
: calcular las reducciones de costes a medio y largo plazo es fundamental para ver cómo asignar y reasignar correctamente los recursos disponibles. Además, esta reducción se puede repercutir en el cliente final.
Necesidades de formación
: implantar nuevas tecnologías puede exigir cambios o mejoras formativas del personal. Hacer el cálculo es también adecuado.
Así, es posible plantear cuál es la mejor solución, así como el timing de implementación. Una vez más, la planificación se hace necesaria como parte de los procesos de transformación digital.
Las alianzas con partners pueden, igualmente, ser una alternativa para mejorar, o bien en el know-how, o bien en determinados insumos. Aquí se pueden establecer elementos como la temporalidad, la complementariedad y cuál es el objetivo final de la empresa.
Obviamente, en una estrategia empresarial, es necesario tener presente hacia dónde se va a largo plazo. Las alianzas raramente son por menos de un año, pero quizás a largo plazo decidimos integrar procesos. Si esto se sabe de antemano, mejor que mejor.
Potenciar el pensamiento estratégico es esencial en toda organización porque es imposible funcionar bien sin una visión a largo plazo. En unos estudios especializados se trata esta disciplina con profundidad.