Por esa razón, gobiernos e instituciones, como las educativas, deben unir esfuerzos y hacer su parte para lograr el cumplimiento de losObjetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Conscientes de ello, en laUniversitat Carlemany hacemos de esta tarea una labor fundamental, totalmente convencidos de que la educación es un agente crucial en el cambio y la consecución de las metas de los ODS.
Uno de esos objetivos, de hecho el primero, es acabar con la pobreza en el mundo y lograr que todas las personas tengan acceso a una alimentación adecuada. Pero, a su vez, las metas son varias.
Como ya se ha mencionado anteriormente, la primera de las metas de los ODS es acabar con la pobreza. Concretamente, pretende garantizar, sobre todo, que las personas más vulnerables y que son más pobres puedan tener acceso a alimentos de calidad, así como a recursos básicos.
Esta situación que deben sufrir millones de personas es a todas luces injusta y además, dinamita la unión social y no permite el crecimiento económico de las naciones que la sufren.
Entre las metas de los ODS está poner fin a la hambruna, conseguir una seguridad alimentaria para todos y mejorar la nutrición promoviendo la agricultura sostenible.
El hambre y la malnutrición perjudican y dificultan el desarrollo sostenible, y aunque no es fácil ponerle fin, hay que hacer todo lo posible para ello. Estos dos factores hacen que la productividad se vea mermada en la población y que esta tienda a sufrir enfermedades.
En todo el mundo hay casi 800 millones de personas, casi todas en países en desarrollo, que la sufren.
Otra de las metas de los ODS es asegurar que las personas tendrán una vida sana, y la promoción del bienestar en ciudadanos de todas las edades. Solo así podremos construir una sociedad próspera.
La sanidad no llega a todas las personas que lo necesitan y por ello se producen millones de muertes. Hay epidemias que proliferan allí donde los recursos son menos y no se puede llevar una vida sana, y todavía existen muchas diferencias en el acceso a la asistencia sanitaria.
Para lograr de verdad el desarrollo sostenible, se necesita la mejor educación posible, para poder formar desde abajo. La educación da las herramientas para vivir mejor y valerse por sí mismo.
Hoy, por desgracia, la educación no llega a todos por igual. Más de 265 millones de niñas y niños no tienen acceso a ella.
Si se pretende la construcción de un mundo en paz e igualitario, mujeres y hombres deben ser iguales. Es verdad que se han conseguido algunas cosas, como más paridad, pero todavía hace falta mucho trabajo.
La discriminación a las mujeres sigue siendo una realidad en muchos países, y el abuso físico o emocional sigue siendo una realidad.
Las metas de los ODS incluyen también proporcionar a todo el mundo el acceso a agua limpia y a saneamiento, servicios básicos. Esto es especialmente importante porque, en la actualidad, una de cada tres personas no dispone de ello.
Es necesario que el mundo sea más sostenible y que todos puedan acceder a la energía. Para ello, hay que trabajar más en la producción de energía renovable y en la eficiencia energética, para no causar más daños al planeta.
El empleo pleno es una fuente de crecimiento para todos a nivel económico, sin contar con que es básico para que las personas nos sintamos productivas y capaces de valernos por nosotras mismas.
Además, la subsistencia depende de tener ingresos con los que poder hacer frente a los gastos.
La industria, la innovación y la infraestructura son pilares básicos para que una sociedad crezca. Esto genera ingresos y trabajo para los ciudadanos, sin contar con que es la manera de crear la tecnología necesaria para mejorar la calidad de vida.
Aún hace falta mucho trabajo para que todos los países puedan sacar el máximo de este objetivo, especialmente los que están en vías de desarrollo.
Es un hecho que las desigualdades entre los países en sanidad, educación e industria existen, y una de las metas de los ODS es reducirlas. Para ello es fundamental la inversión de capital en los países más necesitados y proporcionarles recursos.
La ciudad es el motor de progreso económico y social para muchas personas. Se prevé que en el año 2030 vivan en ellas más de 5.000 millones. Por esta razón, será necesario que las ciudades sean sostenibles, seguras e inclusivas.
No ser responsables en este punto daña al medioambiente. Es por este motivo por el que hay que crear sistemas productivos sostenibles y que respeten la naturaleza. Igualmente, la ciudadanía debe también adoptar hábitos que no fomenten, por ejemplo, el cambio climático.
El cambio climático es un verdadero problema con un impacto negativo en las sociedades. Existe un acuerdo que firmaron en 2016 varios países, para tratar de limitar el aumento de dos grados. En virtud del mismo, se llevan a cabo medidas que fomentan la sostenibilidad.
Nuestros océanos y mares son fuente de vida, ya que proporcionan alimento. Sin embargo, las malas praxis de empresas lo dañan constantemente, y por ello se necesita endurecer la legislación para protegerlo.
Los bosques son básicos para detener el cambio climático, y se están destruyendo al año más de 13 millones de hectáreas. Es necesario proteger estas reservas naturales y frenar la desertificación.
Si hay un objetivo clave para lograr el resto, es este. La violencia es un gran problema que acarrea graves consecuencias. Se necesitan leyes más duras para proteger a todos.
La última de las metas de los ODS es la de crear alianzas entre los estados soberanos para conseguir todos los objetivos marcados. Todos los agentes implicados (gobiernos, ciudadanos, empresas…) pueden sumar sus esfuerzos para conseguirlo.